lunes, 24 de julio de 2017

Hechos y Milagros de la Virgen de África: El ciego de Guadix.

Fue D. Cristóbal López de Montalvo un preso que, por cumplimiento de pena por fraude se encontraba en Ceuta, procedente de la prisión de Guadix, donde había perdido la vista coincidiendo con unas sangrías que allí le hicieron, al intentar curarle la inflamación ocual que tenía.

D. Cristóbal era hombre casado, tenía una hija y era conocido en la ciudad, por donde andaba con un lazarillo. Un día, celebrándose la novena a la Virgen de África en la capilla del Hospital, al pronunciar el oficiante los vivas de rigor en honor a nuestra Señora, D. Cristóbal respondió con ardor a los mismos, pues era devoto de la Virgen y seguía todos susl cultos, produciéndose en este momento el hecho extraordinario de recuperar la vista, para pasmo propio y sorpresa de los presentes que allí estaban. Él no daba crédito a lo que ocurría, por lo que gritaba diciendo que veía, poniéndose delante del cuadro de la Virgen de África y agradeciéndole lo que entendía como hecho milagroso debido a Ella.

Al instante comenzaron las comprobaciones de lo que aseguraba el invidente, allí mismo, en la propia capilla y al final del día de la novena, hechos que corrienon por la ciudad, no solo por lo insólito del caso sino por corresponderse con un vecino que hasta entonces fue conocido por ciego, y ahora allí estaba, delante de todos y viendo. Así se inició un proceso que duraría un año, que lo mandó instruir el Obispo Martín Barcia -de grato recuerdo para esta ciudad y el santuario de la Virgen de África- y en el que intervendrían más de treinta testigos.




Fueron interrogados y tomáronle declaración a personas de Guadix, en donde se había manifestado la ceguera, y a otras tantas de Ceuta, no parando en los compañeros de fatigas, sino que acudieron a todas las autoridades que podían haber tenido relación con D. Cristóbal por algún motivo: los alcaides de la prisión, el Tte. Coronel de la plaza, médicos, cirujanos, el oficial sangrador, amigos, su esposa... Por supuesto también consta el testimonio del interesado.

Todo ello dio lugar a un voluminoso expediente eclesiástico que se encuentra en los archivos de nuestra Catedral, y que ha quedado como historia inexplicable para unos y como intercesión milagrosa de la Virgen de África para otros.

Así fue como D. Cristóbal López de Montalvo volvió a su tierra con su esposa e hija... y seguro que con el recuerdo, en su memoria y en la retina de sus ojos, que la Bendita Imagen de la Virgen de África.

No debe extrañarnos la historia, pues la Patrona contaba ya entonces con otros casos de difícil explicación. El propio Enrique el Navegante, cuando nos envía la Sagrada Imagen desde Portugal lo reconoce, hablándonos en el documento de entrega de su poder de mediación y la veneración que allí por ello se le tenía. Antes y después del acontecimiento que hemos relatado se produjeron otros: cuartel del Revellín, Parque de Artillería, batalla del Otero, Dña. Elena Díaz; protección en la peste negra o los relatos de los marineros... Historias que a través de los siglos han ido configurando una devoción y una confianza plena en la intercesión de la Virgen de África, tanto es así que cuando las cosas no han salido como queríamos, hemos pensado... pues no sería lo mejor al caso. Ella sabrá porqué  no ha podido ser esta vez... pero aquella ocurrió... Como tantas otras cosas que cada uno lleva en su corazón.

Carlos Augusto Torrado López